Trescientas personas, unas llegan a veinte para las cinco y otros a veinte para las siete. Mucho compromiso, poca empatia. Muchas ganas, poco interés. En el salón de anatomía consigues muchas caras, muchas de sueño y otras de chiste, encuentras caras llenas de decepción y algunas con ansiedad. Unos cuentan las horas mientras que otros cuidan los puestos. No hay preocupación, la evaluación no es inminente.
En el salón de anatomía muchos creen estar cumpliendo sus sueños, otros están descubriendo que esto podría ser su sueño, otros tienen sueñ